miércoles, 15 de julio de 2009

Ociosidades





Esas cacas tan feas, día tras día las veo enfrente de mi casa, poco mas adelante o atrás, en las jardineras si las hay, a media banqueta, estorbando el paso, ahí están. Pienso en su destino final, como se van haciendo duras con el tiempo, como después se hacen polvo y son arrastradas por el viento, se elevan por los aires y entran por quien sabe donde. ¿A dónde entran? Nuestros pulmones, están en nuestras manos, difuminadas sobre nuestra ropa, polvo imperceptible, pero seguro muy presente.

Y es que el hecho no es que estén, es que parece que a nadie le importa, las dejan resecarse y volar libremente. No son feas, no señor, no lo son, cafés y largas como gusanos, como espirales, como rocas, si uno las ve bien les puede encontrar forma, una pipa, una nube, incluso un árbol con mucha, mucha imaginación.

Igual (personalmente) no me gustan, pienso en lo abyecto, lo sucio, deseo evitar el contacto y me viene el vértigo, enfrentando esta situación decidí tener un encuentro cercano con estos desechos abandonados y verlos meramente como formas.

Reflexionando también en la forma indiscriminada en que modificamos nuestro entorno y desplazamos nuestros desechos, orgánicos e inorgánicos, con indiferencia, donde caiga y como caiga. Me plantee un ejercicio que marcara la diferencia no solo en la presentación del desecho, sino también rompiendo la indeferencia en el acto de desechar, haciendo un énfasis especial en el qué y el como.



Formé varias composiciones partiendo de las banquetas con suciedad y aprovechando la basura que encontré en la calle: hojas de planta y dientes de león, a las que manipulé dándoles formas gratas y populares como caritas felices, corazones, estrellas, flores, nubes, árboles etc…



Puedo considerar el producto de esta acción como un dibujo efímero, que debido a la naturaleza de sus materiales tiene algo de extrañeza para el transeúnte cotidiano, que bien puede elegir considerarlo un objeto más de su indiferencia o bien cuestionarse porque rayos alguien adorna las cacas, lo que puede llevar a la consecuente pregunta de porque permitimos como colectividad que permanezcan en nuestro espacio común o simplemente reírse del impulso lúdico, ocioso del que “no tiene nada que hacer”.

Son las lecturas que adivino, sin embargo las posibilidades están abiertas.



Ideas No.

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